La revocatoria puede ser una alternativa o una trampa.
Alonso
Salazar J.
La
idea de la revocatoria arrancó antes del tiempo y, desde luego, sin que
existieran las causas que indica la ley, por lo que se le calificó como
oportunista y se asoció con un sector político específico. Sectores críticos de
Quintero, no la consideraron conveniente. Decían, entre otras cosas, que era
darle la oportunidad de permanecer en campaña, y más bien emprendieron iniciativas
importantes como la Veeduría Ciudadana, el control político y la denuncia de
corrupción.
Pero el alcalde Quintero se ha esmerado en hacer crecer la oposición. Su gobierno se ha ratificado como el más calamitoso de la historia de Medellín. Su administración no construirá alguna obra significativa de infraestructura que sea iniciativa propia. Tampoco va dejar algún programa social que merezca el recuerdo. Ya sobresale por convertir la mentira en una manía, por normalizar prácticas corruptas; por poner en riesgo a Epm -nuestro mayor patrimonio público-, y por destruir proyectos y programas ejemplares, que eran orgullo de la ciudad. Basta mencionar Buen Comienzo, RutaN y la grosera toma de la Biblioteca Publica Piloto. Y no se detendrá, seguirá desbarajustando lo que funciona bien para satisfacer a sectores de izquierda y derecha (algunos de ellos ligados al paramilitarismo) a los que ha unido con consignas anti, y en practicas primarias del clientelismo y del saqueo de lo público.
Quintero también ha apuntado, en sincronía con poderes externos, a destruir empresas que son parte del capital social e histórico de la región. Y lo ha hecho de manera pertinaz sin evidencias.
Con lo que dice y hace, cada día mueve más gente a la oposición y ha llevado a más sectores críticos a considerar la revocatoria como una alternativa para detenerlo. Y, aunque hay razones que la justifican, y algunos ya se han tallado por hacerla realidad, creo que es riesgoso concentrarse en ella.
El principal riesgo -que es obvio y ya empezó-, es que Quintero paralice la revocatoria con una telaraña jurídica. (Esto ya sucedió dos veces en Bogotá con grave desgaste para los promotores). De esta manera el pleito dejará el ámbito político y se convertirá en una pelea con instancias formales, en las que tiene amplio margen de maniobra, así como lo tendrá con actores invisibles, redes mafiosas enquistadas en el Estado, que estarán a su servicio.
Por ello creo que con proceso de revocatoria, o sin él, es fundamental construir, con deliberación pública, un gran acuerdo para corregir la ruta que lleva la ciudad, un acuerdo que se centre en el futuro, que inspire confianza y desate el espíritu cívico; en el que hombres y mujeres, sectores sociales diversos, confluyan en propósitos comunes, entre los que se subraye la lucha contra la corrupción. Una gran alianza que recupere lo positivo del modelo de ciudad que se venía construyendo, que corrija lo necesario, que se proponga nuevos retos y propicie múltiples acciones colectivas, como ha sucedido en momentos definitivos de nuestra historia.
Buen análisis, pero la revocatoria es una necesidad histórica, para que en el fu
ResponderEliminarFuturo un culebrero como Quintero no sea elegido, porque en vez de pócimas mag
ResponderEliminarEntrega veneno.
ResponderEliminarAunque la ciudadanía trate de enderezar el rumbo, el poder de decisión lo tiene el alcalde y sus secuases
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