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De jaurías y sueños colectivos

Sergio, buen día. Perdón, iba a escribir corto y se me alargó.

Un precandidato, que aparenta no conocerme dice que soy tu mensajero o algo así. Se

equivoca. A estas alturas y alejado del juego activo de la política sigo opinando, de vez en

cuando, con plena libertad. Ya sabes de las razones, no voluntarias, por las que he

estado un poco lejano, pero, sobre todo, sabes que no tengo la lealtad de los

incondicionales, que mantengo la independencia y soy malo para las lisonjas. Dicho esto:

hoy me levanto y te aplaudo por dos razones que describo brevemente en esta nota que,

para seguir con el juego, podríamos titular, de jaurías y sueños colectivos.


Escuché con atención tu declaración sobre la supuesta investigación con la que el

contralor Córdoba quiere joder tu candidatura. Me sorprendiste al revelar los detalles

sobre la forma en que él y su jauría, desde hace algunos años, han tratado de

enmarañarte, y también al afirmar, contra tu estilo y con una carga bien pensada, que el

contralor es en realidad una cuota política. Creían que podrían paralizarte pero deben

estar sorprendidos al verte apelar a tu historia, tu orgullo y tu honor para sacudirte,

reivindicarte y anunciar que seguirás tu camino. Lo que has hecho hoy te trasciende, nos

incluye a quienes hemos participado de diversas formas y a quienes han reconocido en tu

propuesta la idea elemental pero profunda, base de tu ideario: enaltecer la política y

dignificar a la ciudadanía. Nunca sobra decir que he sido testigo de tu actuar coherente

desde que, por allá en 1999, decidiste dejar las comodidades de la docencia y las

consultorías especializadas para convocarnos a actuar en una Medellín convulsa en la

que los corruptos y los violentos imponían la desesperanza.

La otra razón del aplauso es la continuidad, con Alejandro Gaviria como nuevo jugador,

de la Coalición que este domingo decidió renombrarse como Centro Esperanza. La tarea

de juntarte con otros ya la has hecho, lo sé. Pero en esta oportunidad, veo la posibilidad

de un proyecto COLECTIVO no solo urgente sino necesario en el largo plazo para

Colombia, en la que muchos ansiamos la modernidad política; un proyecto que además

de afrontar las próximas elecciones, pueda devenir en movimiento o partido o como se

quiera llamar una opción moderna, plural, de futuro. Visto desde esta perspectiva, el que

ganes la candidatura en las primarias del centro de la esperanza, y que seas presidente,

como es nuestro deseo, no es la única manera en la que puedes dejar tu impronta. Tienes

buenos coprotagonistas, estás con hombres y mujeres que vienen de un trasegar la

historia de Colombia, que han llamado de diversas formas sus sueños y han tenido la

sensibilidad para transformarlos sin desvirtuar su esencia, la noble idea de que haya

justicia para todos. Podría ser la posibilidad de que se configure un “movimiento” que

con principios éticos, propugne por la equidad integral, el cumplimiento de los derechos

universales para hombres y mujeres, y aporte a la sustentabilidad de nuestra aldea.


Creo que hay dos maneras de ganar el futuro. Nunca ha sido fácil, ahora tampoco lo

será, pero se puede.


A propósito de jaurías escribió Goethe:


Quisieran los perros del potrero

Por siempre acompañarnos

Pero sus estridentes ladridos

Sólo son señal de que cabalgamos

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