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6. Harry Potter y la ambición presidencial del contralor

 Harry Potter, máscaras y tramas políticas en Hidroituango.


Alonso Salazar J.

El Contralor Córdoba, Luis Pérez y Vargas Lleras ya habían ensayado a encausar a Sergio Fajardo. Aunque en Hidroituango no encontraron indicios de corrupción, montaron una investigación chueca, en la que sacaron en limpio a quienes debían responder en primera instancia y le jodieron la vida a 26 personas y empresas, para meter en el paquete a Sergio Fajardo.  La campaña presidencial, con extrañas confluencias, revelan que este tema ha sido tratado con intencionalidad política.


Este título también es efectista y ustedes podrán pensar que yo lo inventé, pero no, lo leí en la revista Semana, hace unos días: “Harry Potter me ayudó a hacer magia”. La frase la dice el contralor Carlos Felipe Córdoba mientras le muestra a Vicky Dávila personajes de lego, como Micky, Mini Mouse y Harry Potter, que lo acompañan en su despacho.  La frase completa que resalta Vicky dice: “Para el lío de Hidroituango y las aseguradoras, Harry Potter, me ayudó a hacer magia”.  Adicionalmente dice ella - y me parece importante resaltarlo-   que el Contralor será un jugador clave en las elecciones presidenciales de 2026, como candidato, claro. https://www.semana.com/semana-tv/vicky-en-semana/articulo/harry-potter-me-ayudo-a-hacer-magia-tras-hidroituango-contralor-carlos-felipe-cordoba-muestra-su-coleccion-lego/202142/

Tras la traumática contingencia de Hidroituango, en abril del 2018, el gobernador Luis Pérez ya no quiso responder por la obra, como era su deber como representante de la empresa dueña del proyecto, menos responder por el  túnel construido bajo su supervisión que colapsó generando una potencial hecatombe. Pérez se hizo pasar como crítico del proyecto y empezó a botar fuego contra  su antecesor, su enemigo político Sergio Fajardo.  Las acusaciones de Pérez tuvieron eco en las reuniones de conspiraciones septembrinas, que abundan  en Bogotá, desde las noches oscuras de la independencia. El contralor Carlos Felipe Córdoba, muy activo en esos conciliábulos, vio la posibilidad para caerle a Fajardo por segunda vez. Ya lo había hecho en el 2016 cuando, como Auditor General de la Nación, tuvo la osadía, sin tener facultades para ello, de acusar a Fajardo de gastar grandes cifras de recursos públicos para retribuir a aportantes de su campaña a la gobernación. Es bueno recordar el ciclo: la información  la creó  Pérez, Córdoba la mimetizó como una auditoría  y la hizo pública, y Germán Vargas Lleras la usó en los debates presidenciales para confrontar a  Fajardo que era uno de sus contrincantes. El caso lo montaron porque Fajardo, que predica la transparencia, los irrita sobre manera, y en los casos que le han “destapado” siempre ha saldo absuelto.  La revista Semana que había publicado inicialmente la información rectificó, pero Pérez, Córdoba y Vargas Lleras guardaron silencio y esperaron una nueva oportunidad para saltar.

Con el tema de Hidroituango el ciclo se reinició. Luis Pérez dijo que Fajardo, aunque había terminado su gestión más de dos años antes de la contingencia, era responsable.  El Contralor Córdoba con la ayuda- no sé si de Harry Potter o, más bien, de Voldemort-, con una  argumentación hechiza excluyó a los que, según el tiempo en el que ejercieron el cargo, eran los primeros llamados a responder; y enlistó a Fajardo como uno de los acusados (acusarlo solo a él, lo hacía ver como un montaje burdo).   

El hechizo, insostenible jurídicamente, lo apalancaron con diatribas, Germán Vargas Lleras y Gustavo Petro y Daniel Quintero. Aunque en orillas políticas aparentemente distantes, coincidían en el interés de crucificar a Fajardo. Así se fue revelando una logia, con intereses opacos, a la que se sumó la revista Semana, recién comprada por los banqueros Gilinski.

Petro, sin creer necesario presentar hechos y razones, se lanzó contra Álvaro Uribe y Luis Alfredo Ramos. Luego, él mismo y sus amigos, incluyeron términos como masacres, derechos humanos, negociados, privatización.  Le colgaron muchos hechos repudiables sucedidos en el norte de Antioquia, al proyecto Hidroituango. (Sobre esto escribiré un artículo específico).

Pero rápidamente Petro, con la nueva contienda presidencial en la cabeza, incluyó como blanco a Fajardo. Aprovechando el desconocimiento de la opinión pública insistió en mentiras o verdades a medias que sus hábiles cuarteles de las redes sociales posicionaron.

En los inventos, Epm, que nunca ha dejado de ser 100 por ciento pública, exitosa, que aporta cifras significativas para la inversión social en Medellín, la describieron como una empresa privatizada y arruinada por el Gea, con la ayuda de alcaldes y miembros de su junta. Y claro, apareció el salvador: Daniel Quintero. Un hombre que fue expulsado de un partido que ayudo a fundar, que ha pasado por militancias y burocracias convenientes, sin virtudes de oratoria, desconocedor de la ciudad donde nació, que con su habilidad de histrión, ocultando aliados poderosos pero impresentables, se presentó como independiente para ganar la alcaldía.  Un “salvador” que ha logrado, apenas con la mitad de su mandato, destruir formas concertadas de construir sociedad, y deteriorar la institucionalidad, como ningún otro alcalde lo había hecho en la historia de Medellín.

Sobre Hidroituango, Quintero fue demagógico en campaña y, una vez asumió la alcaldía, jugó a entorpecer el proyecto, tan importante para el país, arriesgando de paso el futuro de Epm.  Las aseguradoras, con su decisión de seguir desembolsando los pagos que ya habían iniciado, han frustrado su sueño, -el de Quintero-  de sentarse a la mesa a negociar multimillonarios contratos para continuar las obras.

Pérez, Vargas Lleras, Petro y Quintero han mentido. La más grande de sus mentiras es que en Hidroituango hubo corrupción. La escueta verdad es que ni siquiera la Contraloría, única entidad que ha tomado decisiones, incluyó en sus conclusiones términos como robo o corrupción.  Así pues, quienes hemos sido acusados en el proceso tenemos todo el derecho de pedirle a esa extraña logia que rectifique.

El montaje antijurídico del contralor Córdoba sobre Hidroituango, se debilitará aún más. Con la decisión de las aseguradoras de pagar no podrá asaltar los modestos patrimonios de funcionarios que han dedicado su vida al servicio público. El siguiente y definitivo tropezón lo tendrá frente a las cortes nacionales e internacionales que revocarán sus decisiones.

La borrosa imagen de presidenciable que ha querido forjarse el contralor se desvanecerá cuando la opinión nacional tenga más claridad de lo sucedido en Hidroituango. Así solo se verá un hombre sin más mérito que su esmero en servir a sus muchos patrones políticos.

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